lunes, 18 de agosto de 2014

BODEGAS

Bodegas


Las primeras noticias que disponemos de vid en Lopera datan del año 1492 como se recogen en el Inventario  de los Bienes, Rentas y Posesiones de la Encomienda  de Lopera de ese año.

En la primera mitad del siglo XVII, se produce un incremento de la plantación de viñedos.
Del primer cuarto de siglo XIX, concretamente del año 1826 disponemos de un documento muy interesante conservado en el Archivo Histórico Municipal de Lopera, se recoge los pormenores que incitaron a los vecinos de Lopera a proponer al Ayuntamiento que se creara un Pago de viñedos en los terrenos de Propios de la localidad, para que se pudiera hacer frente a los vinos que consumían en la villa, que procedía de afuera, eran malos y muy caros de precio. Esta petición llego a cuajar rápidamente llegándose  a nombrar varios peritos, Bonoso Muñoz, Francisco Bueno, Roque Partera y Pedro Bueno, para que inspeccionaran los terrenos del Cerro de la Encinilla y Esperilla, señalados por el Ayuntamiento como terrenos para sembrar viñedos.

El siglo XX fue  el más fructífero en cuanto a plantación de vides y elaboración de vinos en la Villa de Lopera. Desde la fundación del primer vino de Lopera llamado Fino Monteviejo por la Sociedad (una Peña de vinateros encabezada por Bartolomé Valenzuela) hasta nuestros días han llegado a funcionar en Lopera un total de diez: “Bodegas Valenzuela”, bodega pionera en el vino loperano, “Bodegas las Miguelicas”, “Bodegas Antonio Bujalance”,  “Bodegas Sotomayor”, “Bodegas Viuda de Valenzuela”, “Bodegas Herruzo”, “Bodegas Juanita” ,  “Bodegas La Purísima Concepción”, “Bodegas Mari Loren” y “Bodegas Flores de Quiñones”. De estas bodegas, en la actualidad sólo pervive contra viento y marea un último reducto de las mismas, representado las Bodegas “Herruzo”.

Independientemente de las bodegas y con anterioridad a la Contienda Civil Española llegaron a funcionar en Lopera varios lagarillos, estos lagarillos producían lo que se denominaba el vino “cunero” o “vino del día”.

La proliferación del viñedo y la fundación de nuevas bodegas, trajo consigo que varios loperanos  optaran como medio de vida por la venta ambulante del vino de Lopera.

La competencia que había entre las bodegas de Lopera para vender sus caldos hizo que sus propietarios buscaran formas rocambolescas de  difundir su vino entre la población. Un ejemplo de ello, es lo que aconteció el miércoles de ceniza del año 1954, día en que por las heladas los trabajadores de la casa Sotomayor no pudieron ir a laborear al campo, así, para que no perdieran el día de trabajo, Alfonso Sotomayor  decidió hacer una “Fiesta del Vino”,  los trabajadores cogieron dos pellejos de piel de cabra llenos de vino (dos arrobas cada una), y una bacalada y la fueron repartiendo por el pueblo. 

Era conocida la disputa que mantenían en los precios de compra de uvas entre Bartolomé Valenzuela Rueda y su sobrino, Alfonso Sotomayor. Esta circunstancia trajo consigo que los precios de compra de uva se viniera abajo y entonces los viñedos loperanos decidieron contactar con el gerente de la Cooperativa Oleícola la Loperana, para que le informaran e hicieran las gestiones oportunas para formalizar la creación de una cooperativa vitivinícola, pero no prospero esta intención.

En la actualidad hemos pasado de ser una de las zonas vitivinícolas más importantes de la provincia de Jaén,  a tener un par de hectáreas plantadas de vid, quedando sólo las Bodegas Herruzo, una bodega con solera, de las pocas que quedan en la zona y con casi 110 años de vida. Su cercanía a la provincia de Córdoba hizo que las hectáreas de vid  que la familia Herruzo tenía en nuestra localidad se cultivaran con las variedades blanca de Pedro Ximenez y Tempranillo, añadiéndose posteriormente uva de la variedad Cabarnet-Sauvignon, Mertot y Syrah. Por eso, y por la calidad de unos caldos que cogen solera en barricas de anciana madera. La bodega es, además, un museo vivo de trabajo artesanal.


Las Bodegas Herruzo en la actualidad sigue vendiendo vino blanco, tinto y dulce a granel, también se vende vino embasado en caja. Su mercado es local y comarcal.