Bodegas
Las primeras noticias que disponemos
de vid en Lopera datan del año 1492 como se recogen en el Inventario de los Bienes, Rentas y Posesiones de la
Encomienda de Lopera de ese año.
En la primera mitad del siglo XVII, se
produce un incremento de la plantación de viñedos.
El siglo XX fue el más fructífero en cuanto a plantación de
vides y elaboración de vinos en la Villa de Lopera. Desde la fundación del
primer vino de Lopera llamado Fino Monteviejo por la Sociedad (una Peña de
vinateros encabezada por Bartolomé Valenzuela) hasta nuestros días han llegado
a funcionar en Lopera un total de diez: “Bodegas Valenzuela”, bodega pionera en
el vino loperano, “Bodegas las Miguelicas”, “Bodegas Antonio Bujalance”, “Bodegas Sotomayor”, “Bodegas Viuda de
Valenzuela”, “Bodegas Herruzo”, “Bodegas Juanita” , “Bodegas La Purísima Concepción”, “Bodegas
Mari Loren” y “Bodegas Flores de Quiñones”. De estas bodegas, en la actualidad
sólo pervive contra viento y marea un último reducto de las mismas,
representado las Bodegas “Herruzo”.
Independientemente de las bodegas y
con anterioridad a la Contienda Civil Española llegaron a funcionar en Lopera
varios lagarillos, estos lagarillos producían lo que se denominaba el vino
“cunero” o “vino del día”.
La competencia que había entre las
bodegas de Lopera para vender sus caldos hizo que sus propietarios buscaran
formas rocambolescas de difundir su vino
entre la población. Un ejemplo de ello, es lo que aconteció el miércoles de
ceniza del año 1954, día en que por las heladas los trabajadores de la casa
Sotomayor no pudieron ir a laborear al campo, así, para que no perdieran el día
de trabajo, Alfonso Sotomayor decidió
hacer una “Fiesta del Vino”, los
trabajadores cogieron dos pellejos de piel de cabra llenos de vino (dos arrobas
cada una), y una bacalada y la fueron repartiendo por el pueblo.
Era conocida la disputa que mantenían
en los precios de compra de uvas entre Bartolomé Valenzuela Rueda y su sobrino,
Alfonso Sotomayor. Esta
circunstancia trajo consigo que los precios de compra de uva se viniera abajo y
entonces los viñedos loperanos decidieron contactar con el gerente de la
Cooperativa Oleícola la Loperana, para que le informaran e hicieran las
gestiones oportunas para formalizar la creación de una cooperativa
vitivinícola, pero no prospero esta intención.
En la actualidad hemos pasado de ser
una de las zonas vitivinícolas más importantes de la provincia de Jaén, a tener un par de hectáreas plantadas de vid,
quedando sólo las Bodegas Herruzo, una bodega con solera, de las pocas que
quedan en la zona y con casi 110 años de vida. Su cercanía a la provincia de
Córdoba hizo que las hectáreas de vid
que la familia Herruzo tenía en nuestra localidad se cultivaran con las
variedades blanca de Pedro Ximenez y Tempranillo, añadiéndose posteriormente
uva de la variedad Cabarnet-Sauvignon, Mertot y Syrah. Por eso, y por la
calidad de unos caldos que cogen solera en barricas de anciana madera. La
bodega es, además, un museo vivo de trabajo artesanal.
Las Bodegas Herruzo en la actualidad
sigue vendiendo vino blanco, tinto y dulce a granel, también se vende vino embasado en
caja. Su mercado es local y comarcal.